Giselle Bündchen: Su guardaespaldas tiroteó a unos fotógrafos
El guardaespaldas de Giselle Bündchen y su marido, dispara a un vehículo de fotógrafos.
El pasado sábado el guardaespaldas de la super modelo brasileña y su marido Tom Brady, disparó contra un vehículo de unos fotógrafos que cubrían la boda de la pareja en la playa del pacífico de Costa Rica.
Los fotógrafos son Rolando Aviles del diaro local "Al Día" y Yuri Cortéz, de la agencia francesa de prensa "ATP".
Según han explicado los fotógrafos, en ningún momento entraron en la propiedad privada de la pareja y que los hechos sucediero después de un diálogo con los guardaespaldas de los mismos, a los que le negaron la entrega del material fotográfico.
Rolando dice que en el momento de arrancar el vehículo, conducido por Yuri, vieron que uno de los guardaespaldas sacaba un arma y de inmediato disparaba al cristal trasero, llegando al parabrisas delantero.
"La bala iba a la altura de la cabeza", según comenta el fotógrafo, y estuvo a punto de impartar al colega de la agencia francesa, que es de nacionalidad salvadoreña y trabaja en la oficina de Costa Rica.
Los fotógrafos denunciaron los hechos ante la OIJ, Organismo de Investigación Judicial, que inspeccionaran la zona donde se produjeron los hechos.
"Fue un gran susto", declaró Rolando, reiterando que sólamente estában haciendo su trabajo desde un "cerro" y "fuera de la propiedad privada", intentando captar alguna foto.
Yuri declaró que "por muy poco" no le alcanzó la bala y aseguró: "he vuelto a nacer".
La modelo se casaba por segunda vez, en esta ocasión con el jugador de fútbol americano Tom Brady, en una ceremonia que la prensa local definía como "sencilla".
Giselle lucía un vestido azul y la ceremonia se celebraba en una mansión que posee la modelo en una colina con vistas al mar en la Playa Santa Teresa, provincia de Puntarenas. La residencia se adornó con flores blancas y una abogada fue la encargada de celebrar la ceremonia.
El 26 de Febrero la pareja había contraído nupcias en una ceremonia discreta en una iglesia católica de Santa Mónica - EE.UU., a la que sólo acudieron el hijo de Tom y unos pocos invitados más.
Todo un operativo de oficiales de seguridad privada se desplegó en los alrededores de la mansión, para asegurar la privacidad, fotografías y presencia de periodístas que pudieran obtener cualquier tipo de información.
Sólo fueron 50 invitados a la boda.
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