'Pietà', un proyecto que se implica en la lucha contra la pobreza extrema
El director navarro Iñaki Elizalde continúa con el rodaje de Pietà , proyecto que nació como documental y que ha ido transformándose en un thriller que mezcla elementos de la realidad, con testimonios de una veintena de destacados personajes de la cultura, la política y la sociedad, y recursos de la ficción, con una intención muy clara: contribuir a la idea de que todos podemos hacer algo para acabar con la pobreza extrema que asuela ciertas partes del mundo.
Solidaria, implicada y comprometida. Son algunos de los calificativos que definen la voluntad de Elizalde y del equipo que le acompaña en esta andadura nada fácil que se ha encontrado con múltiples escollos referidos, en gran medida, a la dificultad para financiar un proyecto que, si bien se sale de los límites convencionales del mundo cinematográfico, pretende convertirse en un producto visualmente atractivo que vaya más allá de la denuncia típica para convertirse en un "reclamo efectivo".
Miguel Bosé, uno de los personajes célebres que aparecen en el filme, durante el rodaje.Foto: cedida, Fuente: diario de Navarra
Una llamada de atención que, según explica uno de los productores, Mikel Pruaño, de Nasa Producciones, con cada testimonio y cada pasaje pretende multiplicar exponencialmente la necesidad de reaccionar ante una situación que habla el contundente idioma de los números: más de 28.000 personas siguen muriendo de hambre cada día, y aún peor, cada seis segundos, es un niño el que cae víctima de la desidia de los países desarrollados. Sin embargo, "el tema es sobradamente conocido y nosotros hemos querido hacer algo diferente", dice Pruaño. Y, en la creencia de que todo cambio empieza por uno mismo, explica que tanto el realizador como los productores "hemos firmado un documento para destinar todos los beneficios de la película a proyectos de cooperación al desarrollo".
Detrás de esta apuesta late la perseverancia de un director, Iñaki Elizalde, empeñado en sacar adelante esta historia, su primer largo, desde la primavera de 2006, cuando comenzó a dar forma a una idea que ha ido mudando por diferentes motivos. Uno de ellos es, sin duda, el económico. Y es que, ésta es "una película cara que exige muchos viajes", indica el productor, y cita destinos como París, Roma, El Cairo, Nueva York, Berlín, Tegucigalpa, Tokio, etcétera.
Pruaño reconoce que los problemas de financiación han lastrado la producción desde el primer momento, de ahí que sólo se haya rodado el 50% de la película y logrado apenas un 30% del presupuesto total. "Pero nuestra idea es terminarla para finales de este año y estrenarla en salas y festivales en 2010", comenta, aunque desde la productora no descartan otras fórmulas como las descargas por Internet, la ayuda de los ciudadanos navarros si consiguen colarse en el tú eliges, tú decides de Caja Navarra o la creación, en el plazo de unas semanas, de la Fundación Pietà , que, a la vez de aceptar donaciones para terminar el filme, alargaría su vida para dedicarse a colaborar en iniciativas de lucha contra la pobreza. En definitiva, "la financiación convencional está fallando y queremos abrir la película al público", sobre todo, añade el productor, porque "creemos que vale la pena" y que "entre todos podemos parar este genocidio diario".
La falta de presupuesto también obligó desde el principio a cambiar la filosofía del trabajo, "ya que pretendíamos rodar la película a medida que se fueran produciendo los hechos", pero "como no podía ser, comenzamos a asaltar a la gente", en referencia a los personajes famosos que se han ido sumando "voluntariamente al proyecto". Así, poco a poco Javier Pruaño, hermano de Mikel, productor y protagonista del filme, ha ido charlando con figuras del cine, caso de Juan Diego Botto; la música, con Miguel Bosé; la economía, la literatura, el deporte, la política y otros muchos de entre los que destaca Miquel Barceló, quien, sin ser muy consciente de ello, acabó de perfilar el proyecto con una revelación sorprendente.
En los años 60, Pablo VI había tenido la misma idea que defiende este trabajo audiovisual e, incluso, había adoptado una decisión tajante: vender la Pietà de Miguel Ángel para dar el dinero a los pobres. O así lo reflejaba el marchante Daniel Wildenstein en un apartado de sus memorias desmentido por la Iglesia. En cualquier caso, cierto o no, "lo que nos interesaba era el gesto tremendo que algo así supone y lograr algo similar desde el punto de vista simbólico", apunta Pruaño, que quiere dejar claro que la película no critica a la Iglesia Católica, es más, "somos muy respetuosos con la fe" y, lo mismo que se reflejan las opiniones de la curia, también se plasman las reflexiones de altos escalafones del Islam y de importantes instituciones civiles como la ONU.
Así, la película se ha estructurado en forma de cadena de favores o compromisos en la que "un personaje nos conducía a otro de mayor influencia", de manera que, el objetivo final, es "que todo confluya en un final que lo resuma todo y, si es posible, logre ese gesto decisivo", comenta, con cierto secretismo, el productor. No en vano, Pietà es una cinta de intriga que espera, ahora, sumar los apoyos suficientes para ver la luz.
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